SINDROME DE MÜNCHAUSSEN POR PODERES

Síndrome de Münchausen por poderes


Habitualmente el perpetrador es una mujer (más del 98% de los casos), y generalmente es la madre (85%).

 Simula (inventa), falsifica (fabrica) o provoca la existencia de síntomas o signos de enfermedad en el niño.

Lo realiza de forma voluntaria e intencional, consciente y planeada, y reiteradamente.

Busca la asistencia médica con el objetivo de generar un proceso de diagnóstico y tratamiento.




Niega conocer la causa de la enfermedad del niño (pero se acuerda perfectamente, o lleva un control escrito, de todas sus enfermedades y cuadros previos).

Con su conducta no obtiene de forma consciente ningún beneficio económico o social, solo obtiene el “beneficio psicológico” de estar en contacto con el personal sanitario y recibir la simpatía, solidaridad y compasión de ser el criador en un “pobre niño enfermo”. Le motiva la necesidad psicológica de asumir el rol de enfermo a través del niño.

Es monoparental (separada, soltera) o con un rol parental de cabeza de familia (la figura paterna acostumbra a estar ausente o con escasa presencia y, sobre todo, carece de importancia y no interviene).

 Posee conocimientos médicos básicos o conoce la terminología médica y las rutinas hospitalarias (es enfermera o ayudante de clínica, tiene estudios de la rama sanitaria no concluidos, tiene una profesión relacionada con el cuidado de los niños, es hija o familiar de médico), aunque lo más habitual es que no trabaje fuera del hogar.

Parece inteligente y segura de sí misma. Es seductora, de sonrisa fácil, amable y convincente. Mantiene buena relación con el personal sanitario e incluso busca su amistad (puede resultar hasta empalagosa).

Tiene una actitud muy colaboradora con los profesionales sanitarios, lo que despierta la confianza de éstos en permitirle ocuparse del niño desde el punto de vista sanitario. De hecho, muestra una actitud más profesional que afectiva en sus cuidados y atenciones hacia el niño.

 Se encuentra cómoda y a gusto en el centro hospitalario.

Es excesivamente protectora y no quiere dejar solo al niño en ningún momento.

No recibe visitantes durante su estancia en el hospital, o son muy pocos. El padre apenas aparece en el hospital.

Muestra una reacción paradójica respecto a la enfermedad del niño: habitualmente por defecto (está menos preocupada por la enfermedad que el personal que le atiende); o por exceso (se queja de que no se hace lo suficiente por diagnosticar la enfermedad del niño).

Cuando el engaño es descubierto, adopta una actitud de negación de la situación (habitualmente solicita el alta para pedir asistencia en otro centro sanitario). Incluso cuando se le enfrenta a pruebas sustanciales (estudios toxicológicos y forenses, vigilancia con video), sigue negando e incluso culpa a otras personas o al personal sanitario.

Existe el antecedente (25%) de historia de maltrato físico, enfermedad rara o muerte en hermanos (incluido el Síndrome de Muerte Súbita del Lactante).

Existe el antecedente (60%) de historia personal de SM por poderes, de enfermedad parecida a la del niño (SM), o de trastornos de personalidad y/o conductuales. Con poca frecuencia presentan una enfermedad mental severa.

En los pocos casos en que el padre es el perpetrador, no presentan el perfil atento y protector de las madres, sino que son descritos como desinteresados, descomprometidos y pasivos, a pesar de la enfermedad de su hijo, así como emocionalmente lábiles y mentalmente inestables.



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